X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

una jugada Dan se detuvo, cerró lalinterna y preguntó con
tono asombrado: �No encuentro a Tommy! -murmuró una
voz temblorosa, al par que se o�an pisadas menuditas en el
pasillo.
-Es Medio-Brooke que habr� ido a buscarte. Corre,
Tommy, m�tete en la cama y calla -ordenó Dan haciendo
desaparecer toda se�al de juerga y desnud�ndose
r�pidamente. Nat le imitó.
Tommy se largó a su cuarto en dos brincos, se zambulló
en la cama y se echó a re�r silenciosamente hasta que algo le
quemó la mano; entonces vio que a�n conservaba entre los
dedos la punta del cigarro que fumaban cuando se
94
HOMB R E C I T OS
interrumpió la fiesta. El cigarro estaba apag�ndose y el chico
se dispon�a a aplastarlo cuando oyó la voz de Hummel;
temiendo que la colilla lo delatase si la guardaba en el lecho,
la arrojó debajo, despu�s de oprimirla mucho para que dejase
de arder.
Hummel entró con Medio-Brooke, que se asombró
viendo a Tommy reposando tranquilamente.
-Pues hace un momento no estaba aqu�, porque yo me
levant� y no pude encontrarle por ninguna parte -exclamó
Medio-Brooke, pellizcando al fingido durmiente.
-�Qu� bromas son �stas? -preguntó Hummel,
zarandeando cari�osamente a Tommy. Este abrió los ojos y
murmuró muy tranquilo.
-Tuve que levantarme para hacer un encargo a Nat.
�Quieres dejarme dormir en paz? �Tengo mucho sue�o!
Hummel acostó y arrebuj� a Medio-Brooke y dio una
vuelta por los dormitorios sin observar novedad, por lo cual
se retiró sin dar parte a mam� Bhaer, que estaba tan ocupada
como afligida, velando a Teddy.
Tommy, que efectivamente ten�a mucho sue�o, excusó el
contestar las preguntas de Medio-Brooke y se durmió
enseguida, sin sospechar lo que estaba ocurriendo bajo la
cama. La punta del cigarro no se apagó al caer; la lumbre
prendió la esterilla de junco, levantando una llamita que fue
corriendo hasta alcanzar los flecos de la colcha, las s�banas y,
en fin, el lecho y las cortinas. Tommy dorm�a profundamente
a causa de la cerveza ingerida; el humo ten�a semi asfixiado a
95
L OU I S A MA Y A L C OT T
Medio-Brooke. Por �ltimo, al sentir el contacto del fuego, se
despertaron despavoridos.
Franz, al ir a acostarse, despu�s de estudiar largo rato, olió
la chamusquina, corrió, sin llamar a nadie, al dormitorio, sacó
a los chicos de los incendiados lechos y empezó a arrojar
todo el agua que encontró a mano. Esto amortiguó algo las
llamas, pero no logró extinguirlas. Todos se levantaron
asustados y alborotando. Mam� Bhaer acudió en el acto;
Silas, con voz descomunal, gritaba:  �fuego! . Una legión de
diablillos en pa�os menores llenó el salón, chillando y
Mam� Bhaer con gran serenidad, ordenó a Hummel que
curase a los heridos, y a Franz y a Silas que llevaran cubos de
agua para combatir el incendio.
Los peque�os se hallaban amedrentados y aturdidos. Sin
embargo, Dan y Emil trabajaron denodadamente acarreando
agua desde el cuarto de ba�o y arroj�ndola sobre esteras,
camas y cortinas.
Prontamente quedó conjurado el peligro, y la tropa
menuda recibió orden de retirarse a descansar mientras Silas
acababa de apagar las �ltimas chispas. Mam� Bhaer y Franz
fueron a visitar a los heridos. Medio-Brooke, a m�s del susto,
que fue enorme, sufr�a una quemadura sin importancia.
Tommy se hab�a chamuscado el cabello y ten�a en un brazo
una quemadura doloros�sima. Medio-Brooke se alivió al
poco rato. Franz le cedió su cama, lo consoló y lo estuvo
entreteniendo hasta que el chiquillo se durmió. Hummel
pasó la noche velando a Tommy, y mam� Bhaer se multiplicó
96
HOMB R E C I T OS
para curar las anginas de Teddy y aplicar algodones
empapados en linimento a la quemadura de Tommy.
Por cierto que la buena se�ora murmuraba de vez en
cuando, con algo de satisfacción:
-Anunci� que Tommy pegar�a fuego a la casa, y he
acertado. �Lo dije, lo dije y lo dije! ...
Cuando al d�a siguiente regresó el se�or Bhaer encontró a
Tommy con un brazo estropeado; a Teddy respirando con
dificultad; a Medio-Brooke p�lido y asustado; a t�a Jo
convertida en enfermera y a los chicos muy excitados. Todos
lo rodearon y lo llevaron a ver los efectos del incendio.
Merced a las disposiciones de pap� Bhaer, todo se
ordenó: los ni�os ayudaron activamente; se suspendieron las
clases de la ma�ana y, por la tarde, el dormitorio se hallaba
como si nada hubiese ocurrido.
Los heridos estaban mejor y entonces llegó el momento
de o�r y juzgar a los peque�os culpables. Nat y Tommy
confesaron la parte del pecado que les correspond�a, y se
mostraron afligidos por el grave peligro en que,
imprudentemente, hab�an puesto a la casa, y a cuanto en ella
hab�a. Dan se negó a declarar y no quiso reconocer el da�o
que hab�a hecho.
Pap� Bhaer aborrec�a sa�udamente el juego, la bebida y la
fea costumbre de jurar; nunca creyó que los muchachos se
atreviesen a fumar, y lo enojó mucho ver que precisamente el
ni�o con el cual se mostrara m�s condescendiente
aprovechaba su ausencia para sembrar vicios entre sus
97
L OU I S A MA Y A L C OT T
compa�eros. La amonestación, tan extensa como razonada,
terminó con estas frases pronunciadas con firmeza y pesar:
-Tommy est� suficientemente castigado con la cicatriz del
brazo, que le servir� para recuerdo del suceso; Nat tiene
bastante con el susto que ha llevado, y ya s� que deplora lo
ocurrido y procurar� obedecerme; pero t�, Dan, no mereces
que de nuevo te perdone; no puedo consentir que me
desobedezcas y que perjudiques a tus compa�eros con malos
ejemplos; desp�dete, pues, de todos y encarga a Hummel que
disponga tu equipaje en mi maletita negra.
-Se�or, �a dónde ir� Dan? -exclamó afligido Nat.
-A un sitio muy agradable, al cual mando a los ni�os que
no est�n bien aqu�. El se�or Page es persona cari�osa y Dan
si cumple como es debido, lo pasar� perfectamente.
-�No volver� a esta casa? ...
-Espero que s�; pero depende de su conducta.
Alejóse pap� Bhaer para escribir al se�or Page; los
muchachitos rodearon a Dan, mir�ndole como se mira al que
va a emprender largo viaje por regiones desconocidas.
-Desear�a saber si estar�s bien en tu nueva casa -insinuó
Jack.
-Si no estoy a gusto, me ir� de ella -contestó
tranquilamente Dan.
-Si haces eso, �dónde vas a ir? -observó Nat.
-Me embarcar� o me marchar� a California -murmuró
Dan, con indiferencia tan grande que pasmó a los ni�os.
-No, no. Qu�date con el se�or Page, cumple bien y
vuelve con nosotros -balbuceó Nat apesadumbrado.
98
HOMB R E C I T OS
-Ni me importa saber dónde voy, ni el tiempo que he de
estar; pero... �que me ahorquen si vuelvo por esta casa!
-gru�ó Dan rabiosamente, saliendo a disponer su equipaje,
regalo de los se�ores Bhaer.
Este fue el �nico adiós que dio a los muchachos, porque
todos se hallaban hablando del asunto en el granero, cuando
Dan bajó y encargó a Nat que no avisara a nadie.
El ómnibus aguardaba en la puerta; Dan, entristecido y
como angustiado, se acercó al se�or Bhaer, y preguntó:
-�Puedo despedirme de Teddy? ...
-S�; anda, ve y dale un beso; el pobrecito extra�ar� mucho
a su Danny.
Nadie vio la mirada de Dan cuando se detuvo ante la
cuna y se inclinó para acariciar al peque�uelo. Mientras
besaba a Teddy, oyó a mam� Bhaer decir:
-Fritz, �no podr�amos conceder un plazo a este
muchacho, para que se arrepienta y se enmiende?
-No, querida Jo; lo mejor es que vaya donde no pueda
dar mal ejemplo, y se corrija con ejemplos buenos; dej�mosle
ir; te prometo que volver�.
-Es el �nico ni�o con que hemos fracasado y por eso me
aflijo m�s; siempre esper� que, a pesar de sus defectos,
har�amos de �l un hombre de provecho.
Dan, oyendo a mam� Bhaer, pensó pedir un plazo para
demostrar su enmienda, mas el orgullo no se lo consintió.
Irguiendo la cabeza y con altiva mirada, cambió apretones de
manos sin pronunciar palabra, y se alejó en el coche con el
99
L OU I S A MA Y A L C OT T
se�or Bhaer, mientras Nat y t�a Jo, con los ojos llenos de
l�grimas, los ve�an irse.
Transcurridos algunos d�as, todos se alegraron al saber,
por carta del se�or Page, que Dan se portaba
admirablemente. Pero tres semanas despu�s llegó otra carta [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • domowewypieki.keep.pl
  • Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.